POZO DE ALMAS

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miércoles, 1 de mayo de 2013

HISTORIA DE LA ROSACRUZ

La Antigua y Mística Orden de la Rosa-Cruz no es un movimiento filosófico de reciente creación. Su Tradición hace remontar su origen a las Escuelas de Misterios del antiguo Egipto. Como su nombre sugiere, estas Escuelas agrupaban a los místicos iluminados, que se reunían periódicamente para estudiar los misterios de la existencia.
En aquella época, los candidatos a la iniciación tenían que prestar juramento frente a la Esfinge.

Las Escuelas de Misterios

Ávidos de saber y de conocimiento, estos místicos aspiraban a una mejor comprensión de las leyes naturales, universales y espirituales. En este sentido, la palabra "misterio" en la Antigüedad, es decir, en la época de las antiguas civilizaciones egipcia, griega y romana, no tenía el mismo significado que hoy en día. En otras palabras, no era sinónimo de "inusual" o "extraño". Más bien designaba una gnosis, una sabiduría secreta, conocida sólo por los Iniciados.

En el antiguo Egipto, una de las primeras escuelas de misterios fue la Escuela Osiriana. Sus enseñanzas trataban de la vida, la muerte y la resurrecci6n del dios Osiris. Se presentaban en forma de piezas teatrales, o más exactamente, de dramas rituales. Solamente podían asistir las personas que habían dado prueba de su sincero deseo de conocimiento. En el transcurso de los siglos, las Escuelas de Misterios añadieron una dimensión todavía más iniciática al conocimiento que transmitían. Sus trabajos místicos tomaron entonces un carácter más cerrado y se mantuvieron exclusivamente en los templos construidos con ese fin. Según las enseñanzas rosacruces, los más sagrados a ojos de los Iniciados eran las grandes pirámides de Gizeh. Así, contrariamente a lo que afirman la mayor parte de historiadores, estas pirámides, no fueron construidas para servir de tumba a ningún faraón. Eran al principio lugares de estudio y de iniciaciones místicas.
Las iniciaciones a los Misterios egipcios incluían una fase última en la que el candidato experimentaba una muerte simbólica. Tumbado en un sarcófago y mantenido por procedimientos místicos en un estado de consciencia intermedio, le era dado experimentar una separación momentánea entre su cuerpo y su alma. Esta separación tenía como objetivo mostrarle que era un ser doble. Al haberlo experimentado, ya no podía dudar de que el hombre posee una naturaleza espiritual que está destinada a reintegrarse en el Reino Divino. Una vez hecha la promesa de no revelar nada de esta iniciación y de haberse comprometido a seguir el sendero del misticismo, era gradualmente instruido en las enseñanzas más esotéricas que ningún mortal pueda recibir.

Los Iniciados del antiguo Egipto resumieron una parte de su sabiduría en los muros de sus templos y en numerosos papiros. Otra parte no menos importante, fue secretamente transmitida de boca en boca. El célebre egiptólogo E.A. Wallis Budge, en una de sus obras, cita con respeto estas Escuelas de Misterios. Dice así: "Un desarrollo progresivo debió tener lugar en las Escuelas de Misterios, y parece ser que algunas de ellas eran totalmente desconocidas en el antiguo reino. No hay duda de que esos "Misterios" formaban parte de los ritos egipcios. Por lo tanto se puede afirmar que la noble Orden de los Kheri-Hebs, poseía un conocimiento esotérico y secreto que los Maestros guardaban celosamente. Cada uno de ellos, si interpreto bien la evidencia, poseía una gnosis, un conocimiento superior que nunca fue transcrito, con lo que así podían incrementar o disminuir su campo de acción según las circunstancias. Por consiguiente, es absurdo esperar encontrar en los papiros egipcios la descripci6n de los secretos que constituían los conocimientos esotéricos de los Kheri-Hebs”.

Los Faraones Místicos

Tutmosis III (1504-1450 a.C)
La Tradición rosacruz relata que el faraón Thutmosis III (1504-1447 antes de J.C.), considerado por los historiadores como uno de los más grandes dela XVIII dinastía, formaba parte de los Iniciados que frecuentaban las Escuelas de Misterios de Egipto. En su época, funcionaban de manera totalmente independiente y poseían sus propios reglamentos. Después de haber sido designado por los Kheri-Hebs para suceder a su padre en el trono, Tutmosis III decidió agrupar todas estas Escuelas en una sola Orden regida por las mismas reglas, a fin de constituir una Fraternidad única. Debido a su inteligencia y sabiduría, fue elegido para ser el Gran Maestro y llevó a cabo esta función hasta su muerte. Precisemos que fue el primer soberano en llevar el título de “Faraón”, algo muy significativo desde el punto de vista místico.
Cerca de setenta años después, el faraón Amenhotep IV nacía en el palacio real de Tebas. Admitido muy tempranamente en la Orden fundada por Tutmosis III, llegó a ser Gran Maestro y se dedicó a reestructurar las enseñanzas y los rituales. Paralelamente, instauró oficialmente el monoteísmo, en una época en la que el politeísmo estaba muy extendido en toda la superficie de la Tierra. Entonces cambió su nombre y se hizo llamar“Akhenaton”, que significa “Devoto de Atón”.
Por otra parte, promovió una revolución en el campo del arte y de la cultura. Profundamente humanista, dedicó toda su existencia a luchar contra las tinieblas de la ignorancia y a promover los ideales más elevados. Poco tiempo después de su muerte, que tuvo lugar en 1.350 antes de nuestra era, el poderoso clero de Tebas reinstauró el culto a Amón, pero su obra ya formaba parte de la historia...

La expansión de la Orden en Occidente

Desde Egipto, la Orden Rosacruz se propagó a Grecia especialmente por intermedio de Pitágoras (572-492 a.J.C.), luego a la Roma antigua, bajo el impulso de Plotino (203-270). En la época de Carlomagno (742-814), gracias al filósofo Arnaud, se introdujo en Francia y después en Alemania, Inglaterra y en los Países Bajos. Durante los siglos siguientes, los Alquimistas y los Templarios contribuyeron a su extensión en Occidente y en Oriente. La frecuente falta de libertad de conciencia, hizo que la Orden tuviera que ocultarse adoptando diversos nombres, y llevando a cabo sus actividades bajo secreto. Sin embargo, nunca cesó sus actividades, perpetuando sus ideales y sus enseñanzas, participando directa o indirectamente en el progreso de las artes, las ciencias y de la civilización en general, proclamando siempre la igualdad de sexos así como una verdadera fraternidad entre los hombres.

Resurgimiento cíclico

Cartel Rosacruz publicado en París en 1623En ciertas tesis relativas a la historia rosacruz, se habla de un personaje de nombre "Christian Rosenkreutz" (1378-1484), mostrándolo como el fundador de la Fraternidad de los Rosacruces. Esto es un error. En realidad, la Orden Rosacruz existía ya desde hacía siglos, pero funcionaba por medio de ciclos de actividad de 108 años, seguidos cada vez por un período equivalente de silencio. Cuando llegaba el momento de iniciar en un país el resurgimiento de la Orden, se tomaban las disposiciones necesarias para anunciar la apertura de una "tumba" en la que se encontraba el "cuerpo" de un "Gran Maestro CRC", con joyas raras y manuscritos que facultaban a los autores del descubrimiento a proceder a su despertar para un nuevo ciclo de actividad. Este anuncio era alegórico y las iniciales"CRC" no designaban a una persona que hubiera existido. A la luz de estas explicaciones queda clara la leyenda de Christian Rosenkreutz y su historia.
En el siglo XVII es cuando la Orden Rosacruz sale de su anonimato a partir de la publicación de tres Manifiestos impresos en Alemania y en Francia. Se trata de la “Fama Fraternitatis”, de la “Confesio Fraternitatis” y de las “Bodas químicas de Christian Rosenkreutz”, que están fechados respectivamente en 1614, 1615 y 1616. Estos tres Manifiestos, que mezclan relatos a la vez históricos y alegóricos, fueron redactados por un Colegio de Rosacruces eminentes: “el círculo de Tübingen”, entre los que se encontraba Johann Valentín Andrea (1586-1654). Unos años más tarde, en 1623, un cartel procedente del “Colegio principal de la Rosa-Cruz” fue pegado en las calles de París. Este cartel marcó el comienzo de un nuevo ciclo de actividad de la Orden, que se dio a conocer públicamente bajo el nombre de “Orden de la Rosa-Cruz”.

En 1693, bajo la dirección del Gran Maestro Johannes Kelpius (1673-1708), colonos Rosacruces venidos de diferentes países de Europa, embarcaron hacia el Nuevo Mundo a bordo del "Sarah María". A principios de 1694, desembarcaron en Filadelfia y se establecieron allí. Unos años más tarde, algunos de ellos se dirigieron hacia el Oeste de Pensilvania y fundaron una nueva colonia. Después de haber creado su propia imprenta, editaron ellos mismos un gran número de obras maestras de la literatura esotérica e introdujeron en América las enseñanzas Rosa-Cruces. Bajo el impulso de estos Rosacruces europeos nacieron también numerosas instituciones americanas y el mundo de las artes y de las ciencias conoció un progreso sin precedentes en los Estados Unidos. Personajes eminentes como Benjamín Franklin (1706-1790) y Thomas Jefferson (1743-1826) estuvieron en estrecho contacto con la obra rosacruz de este país.
Precisemos que en el siglo XVIII existía una estrecha relación entre la Masonería y los Rosacruces, especialmente en Europa. Así personajes como Cagliostro (1743-1795), Jean-Baptiste Willermoz (1730-1824) y Martines de Pasqually (1727-1774), que tuvo como discípulo a Louis-Claude de Saint-Martin (1743-1803), se relacionan generalmente con estas dos Fraternidades esotéricas. Además, sus miembros llevaban a cabo regularmente trabajos de forma conjunta durante algunos conventículos. Hoy en día, algunas obediencias masónicas han conservado el grado de "Caballero Rosa-Cruz". Dicho esto, la AMORC es totalmente independiente de la Masonería y perpetúa su legado con un método propio, lo que no excluye naturalmente que haya Franc-Masones que sean rosacruces.

El ciclo actual de la Orden Rosacruz AMORC

En 1801, conforme a las reglas establecidas, la Orden entró en Estados Unidos en un período de silencio. Sin embargo, seguía con una fuerte actividad en Francia, Alemania, Inglaterra, Suiza, España, Rusia y en Oriente. En 1909, Harvey Spencer Lewis (1883-1939), que había estudiado metafísica y esoterismo durante muchos años y que se interesaba especialmente por la filosofía rosacruz, se trasladó a Francia, con el fin de encontrar a los responsables de la Orden. Una vez pasados numerosos exámenes y diversas pruebas, fue iniciado en Toulouse y se le encargó oficialmente que preparara el resurgimiento de la Orden Rosacruz en América, mientras que la Primera Guerra Mundial acechaba sobre Europa.
Cuando todo estuvo preparado para este resurgimiento, se publicó un Manifiesto en los Estados Unidos para anunciar el nuevo ciclo de actividad de la Orden, que entonces fue designada con el apelativo de "Antigua y Mística Orden de la Rosa-Cruz"(AMORC).

Una vez nombrado Imperator por el Consejo Supremo de los Estados Unidos, Harvey Spencer Lewis desarrolló las actividades de la Orden en América y empezó a transcribir las enseñanzas rosacruces, utilizando para ello los archivos que le habían confiado los Rosacruces de Francia. Después de la Segunda Guerra mundial, este método de enseñanza se aplicó al mundo entero. Así es como la AMORC se convirtió en la depositaria de la auténtica Tradición Rosa-Cruz en todos los países donde podía ejercer libremente sus actividades. A su transición, en 1939, Ralph Maxwell Lewis fue designado para asumir la función de Imperator.
Elegido por los miembros del Consejo Supremo para la función de Imperator, actualmente es el francés Christian Bernard quien asume la más alta responsabilidad de la Orden Rosacruz AMORC. Como tal, es el garante de las actividades rosacruces para todos los países del mundo, asistido por los Grandes Maestros de las diversas jurisdicciones. Debemos precisar que la palabra "Imperator"no significa "Emperador", como se podría pensar. Esta palabra, que ya se usaba en el siglo XVII para designar al responsable de los rosacruces, proviene del término latino “Imperare sibi”, que significa "Maestro de sí mismo".

Ser Rosacruz



Por definición, la Antigua y Mística Orden de la Rosa-Cruz es un movimiento filosófico, no religioso, no sectario y apolítico. Debido a su eclecticismo, reúne a hombres y mujeres de todos los orígenes socio-culturales. En este sentido, no hay una forma concreta de ser Rosacruz. Sin embargo, entre los miembros dela Orden Rosacruz AMORC se encuentran algunas características comunes.
En general, se puede decir que ser Rosacruz es:

“Trabajar por el establecimiento de un mundo más humanista”

La Orden Rosacruz AMORC no es únicamente un movimiento espiritual, preocupado sólo por la dimensión espiritual de la existencia. También es profundamente humanista. En otras palabras, proporciona una filosofía que busca la felicidad de todos los seres humanos sin distinción. Con esta perspectiva, se espera que sus miembros se comporten, no como individuos de una nacionalidad en particular, sino como ciudadanos del mundo. Desde este ángulo, podríamos decir que el humanismo rosacruz consiste en considerar a toda la humanidad como una misma y única familia de almas.


“Estudiar una enseñanza mística, tradicional e impersonal”

Todos los rosacruces estudian una enseñanza que bien podríamos calificar de "mística", ya que se refiere a los misterios de la existencia. Por otra parte, es tradicional, en la medida en que se remonta a la más remota antigüedad y tiene su origen en laTradición Primordial. Por último, es impersonal, en el sentido de que no es obra de un gurú o de un maestro del pensamiento, sino el fruto de un conocimiento que se ha perpetuado en forma colegiada a través de todas las épocas, de Escuela de Misterios en Escuela de Misterios.


“Beneficiarse de una formación iniciática, a la vez escrita y oral”

Una de las características que da valor y carácter distintivo a la enseñanza de la Orden Rosacruz es que es iniciática. En otras palabras, se transmite de forma gradual, de grado en grado, a fin de que cada miembro pueda asimilarla en el plano interno y hacer de los conocimientos adquiridos una parte integrante de su alma. Además, su transmisión se realiza a la vez por escrito, en forma de monografías que se estudian de forma individual en el hogar, y también de forma oral para aquellos que así lo deseen, como un trabajo colectivo que se desarrolla en los Organismos Afiliados locales, es decir, en las Logias, Capítulos y Pronaoi.

“Seguir una filosofía teórica y práctica”

Por definición, la Orden Rosacruz AMORC es un movimiento filosófico, en el sentido de que cultiva el “amor por la sabiduría”, definición literal de la palabra "filosofía”. Pero lo que constituye la característica específica de la filosofía rosacruz, es que no se limita a transmitir una enseñanza puramente teórica. Partiendo del principio de que la finalidad del hombre es adquirir la maestría de la vida, para poder ajustarla tanto como sea posible a sus esperanzas, tiene un carácter eminentemente práctico. En este sentido, el dicho"tener la cabeza en el cielo y los pies en la tierra" se aplica perfectamente a los rosacruces.

“Trabajar en la realización interior y el desarrollo personal”

La enseñanza de la Orden Rosacruz AMORC no tiene por objeto enriquecer la mente por medio de un conocimiento puramente intelectual, en cuyo caso no tendría ningún valor práctico. Su objetivo es más bien despertar la conciencia del alma, ya que este despertar es la base de la realización interior. Paralelamente, tiende al desarrollo personal de cada miembro, en la medida en que permite desarrollar y expresar gradualmente el talento, potencial y habilidades que se encuentran en cada persona en un estado latente.

“Formar parte de una Fraternidad mundial y cosmopolita”

La Orden Rosacruz AMORC se extiende por todo el mundo a través de diversas Grandes Logias o Jurisdicciones, cada una de las cuales se corresponde a una lengua diferente (inglés, francés, alemán, italiano...). Por lo tanto, se trata de un movimiento mundial. Por otra parte, cuenta entre sus miembros con hombres y mujeres de todas las nacionalidades, de todas las clases sociales y religiones. En este aspecto, integra todas las culturas y constituye una fraternidad a la vez mundial y cosmopolita, representativa de toda la humanidad.

Esto es lo que caracteriza a los miembros de la Orden Rosacruz AMORC en todo el mundo, quedando claro que cada uno tiene su propia manera de comprender y de vivir el sendero rosacruz.
ALEGORÍA DEL PELÍCANO EN LA ORDEN ROSACRUZ


El Pelícano es uno de los principales símbolos de los Rosacruces y del grado diez y ocho de la Masonería. Representa la consagración a la Gran Obra, es decir, el cultivo del centro espiritual del Cristo. En el simbolismo masónico, es el emblema mas característico de la caridad, como también de la muerte y del renacimiento perpetuo de la naturaleza, ya que esta ave llega al Maximus del sacrificio, perforando su pecho para abrir su corazón, permitiendo así que sus críos puedan nutrirse cuando están desfalleciendo de hambre y de sed.

Dice Manlly P. Hall: "En el simbolismo masónico, la sangre del Pelícano significa el Trabajo Secreto por medio del cual, el hombre es elevado de la esclavitud de la ignorancia a la condición de libertad conferida por la sabiduría".

Como el grado Rosacruz se basa en el simbolismo rosacruciano y hermético, el Pelícano es una alegorí­a del recipiente en el cual los experimentos de la alquimia, se realizan y la sangre, es la misteriosa tintura, por medio de la cual los metales groseros son transmutados en oro espiritual. Tanto la rosa como el Pelícano significan la más alta expresión del amor humano y divino.
Es un ave marina que debe sumergirse en las aguas para obtener su alimento y el de sus hijos. Los polluelos, siete, representan los siete principales centros de energí­a o chakras, en relación con las glándulas endógenas: pineal, pituitaria, tiroides, timo suprarrenales, páncreas y gónadas.

El océano es una alegoría de las aguas de la vida que nos recuerda el primer capí­tulo del Génesis donde dice: El Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. El agua es la base de toda vida, de toda transformación y de toda posibilidad de evolución; es un sí­mbolo que debiera llevarnos a meditar acerca del milagro de la vida.
Así como en el planeta fue necesaria la existencia del agua para la manifestación y la evolución de la vida, así también en el campo espiritual dice la ciencia esotérica- las aguas de la existencia están representadas en la esfera germinal, en donde duermen todas las posibilidades que se encuentran latentes en el ser humano: el cuerpo, la salud, la genialidad, la armonía espiritual, la educción de la sensibilidad y de la consciencia relativas.

El Pelícano representa el aspecto crístico, es decir, la sensibilidad. Debe sumergirse en las alegóricas aguas, para obtener de ellas su nutrición y su poder, porque es allí­ donde radica la fuerza. Solamente la espiritualidad, solamente el centro mí­stico que está en relación con el corazón, puede dirigir a través de nuestro endoconsciente, el alimento o nutrición espiritual a cada uno de los centros de energía.
Por eso se dice que el Cristo se sacrifica para redimir al mundo; para redimirnos de nuestros vicios, errores y salvarnos de la esclavitud de la materia, como así­ lo expresara San Pablo en Gálatas 4, 19: Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros .

De la esfera de las aguas surge radiante una cruz blanca (ver foto anexa); es la Cruz blanca del Redentora como bien lo decía Eliphas Levi. La redención se obtiene cuando inteligentemente se trabaja en los simbólicos cuatro estados de la materia, representados por la cruz, cuya radiante blancura es la pureza, espiritualidad y sentido mí­stico de aquél que transita conscientemente el camino del ennoblecimiento y del perfeccionamiento espiritual.
Esta cruz corresponde a la cruz del calvario, aquella con su base más larga que sus extremos. La cruz no representa exclusivamente al cristianismo, pues según H. P. Blavatsky, era ya conocida y utilizada para fines mí­sticos, miles de años antes de nuestra era. Era un símbolo cósmico y fisiológico, que figuraba indispensablemente en varios rituales de Egipto, Grecia, Babilonia, India, China, México y Perú. 

En Egipto, Horus aparece algunas veces con la cruz larga latina, al igual que con la cruz pastoral griega que también es egipcia. La cruz del calvario tan común en el mundo cristiano, se encontró en el pecho de las momias.
Las letras simbólicas INRI, de la cruz del calvario relacionadas con la crucifixión, significan esotéricamente en latín: Igne Natura Renovatur Integra, es decir que la naturaleza toda, se renueva por la acción del fuego. Profunda verdad, porque el calor en sus distintos grados de actividad, permite todas las funciones, fí­sicas, quí­micas y biológicas, actuando en los cuatro estados de la materia: sólidos, ! líquidos, gases y el radiante o ígneo.

Desde el punto de vista hebraico, la I es IAM (agua), N es NOUR (fuego), R es RUACH (aire) y la última I es IABEHAH (tierra). Son los cuatro estados de la dualidad Materia Energía, que permiten la constitución molecular y biológica y la actividad psicoanímica del Ego evolucionante, porque son cuatro los elementos biogenesicos absolutamente indispensables para toda vida: carbono, nitrógeno, oxí­geno e hidrógeno.
La Rosa en el centro de la cruz, es el ideal mí­stico de los Rosacruces. Es el sí­mbolo del alma, de la armoní­a y de la belleza interna que aspira a desarrollar dí­a tras dí­a el sincero estudiante de lo espiritual.

La rosa es una flor que cuando se cultiva y se cuida, es aromada, fragante, de gran belleza, de sutiles y delicados encantos, pero si crece silvestre, sin atención, es pequeña, sin aroma y pasa casi inadvertida. Así es el alma. El ser humano que se cultiva interiormente se torna magnético, atractivo y esplendoroso para todos aquellos que entran en contacto con él; pero quien no cultiva sensibilidad, bondad y armonía, sino emociones destructivas, mente racional, egotismo, odios y pasiones de toda índole, entonces su alma, su rosa espiritual se marchita, tornándose en un ser eléctrico y desagradable a quien todos le huyen.
Hacer florecer la rosa en el centro de la cruz, es seguir el sendero del amor fraternal y conscientivo.

El sendero de espinas en el que nos punzamos con nuestros actos negativos, es el sendero del dolor, que nos lleva a reflexionar cuando estamos transitando el sendero equivocado.


Amor y dolor, son exactamente las dos vías que propician el despertamiento espiritual de la humanidad. El amor, hace posible la elevación anímica y el dolor como reacción a nuestros equivocados actos, nos lleva a meditar en que hay cosas de más trascendencia en la vida y en la naturaleza, que nuestro egoí­smo.
En la cima de la cruz se encuentra una corona; es la consciencia que debemos actualizar dí­a tras dí­a con sabiduría e inteligencia, para conocer todos los misterios de la Vida. De ella sale un compás, símbolo masónico, que representa la capacidad de la consciencia de incrementar los conocimientos y desarrollar mayor inteligencia y sabidurí­a; el cielo infinito es la Vida Universal, el Alma del Mundo.
De la consciencia humana normal debemos ir a la supra consciencia, que nos pone en contacto con nuestro pasado y nos hace intuir proféticamente nuestro futuro; pero de la supra consciencia debemos llegar algún dí­a a la ultra-consciencia, consciencia Cósmica, que es el ideal de todo aquel que esté transitando un sendero espiritual. Vincularse a la consciencia Cósmica es unirse a lo Dios, a lo Divino, para seguir perfeccionándose en tiempo y espacio.



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